Llamamiento del Partido Comunista a la izquierda y a las fuerzas democráticas
Camaradas, hermanos/as, amigos/as,
Colombia esta avocada a definiciones y cambios de rumbo que conciernen a la nación en su conjunto. La perspectiva de acuerdos de paz y de terminación de la guerra contrainsurgente abre horizontes favorables a la democratización del país, a las necesarias reformas sociales, a la supresión definitiva de toda forma de terrorismo de Estado, a la ampliación de las libertades y los derechos ciudadanos. Los avances del proceso de diálogo, de pre acuerdos sobre desarrollo rural, garantías democráticas y cultivos de uso ilícito; los acuerdos sobre Comisión de la Verdad, Tribunal Especial de Justicia, Reparación de las Víctimas, desaparecidos, desminado, reclutamiento de menores, verificación Internacional, muestran un camino recorrido con voluntad política y respaldo nacional e internacional. El cese unilateral de fuego sostenido a lo largo de más de un año por las Farc-Ep y la suspensión de bombardeos de parte del Ejército desde hace algunos meses acercan el cese bilateral para el cual hace falta el reconocimiento por el gobierno de su responsabilidad en la guerra y en el paramilitarismo como un grave problema no resuelto y brazo oculto de la política de la guerra sucia contra el pueblo.
Tan importantes avances son el resultado de la lucha de los revolucionarios, del respaldo social y político al proceso de Diálogo de La Habana, de la consecuente actitud de los países garantes, acompañantes, de la Comunidad internacional y del apoyo de gran parte de la izquierda al punto de la paz. Para ampliar el proceso hace falta que se protocolice el diálogo con el ELN y se abran acercamientos con el EPL. Es trascendental para el proceso de paz, para su desenvolvimiento y, en especial, para la izquierda colombiana el tránsito de las Farc-Ep a movimiento político que debe gozar de todas las garantías al igual que todas las demás fuerzas de la izquierda: el derecho a la vida, a la acción política, a los medios de comunicación y a ser gobierno en el marco de una paz democrática y justa. Llamamos a apoyar este proyecto que ensancha los horizontes del espacio popular y de las luchas del pueblo.
Los acuerdos de paz, su refrendación, seguimiento y cumplimiento incumben a todos/as y su concreción no puede fragmentarse, separarse y devenir en parte del juego y el cálculo del poder dominante. La paz es inconclusa y parcial separada de la justicia social. El gobierno que ha hecho posible avanzar a acuerdos aplica medidas en contravía de los mismos, como la Ley de Zidres, privatiza a Isagen, autoriza alzas en la energía y los combustibles, prepara una reforma tributaria regresiva y un nuevo ataque a las pensiones mientras se dispara la carestía de la vida, se ahonda la crisis medioambiental agravada por las locomotoras mineras, se anuncian nuevas privatizaciones y se denuncian escándalos de corrupción como Reficar que sacan a la luz la podredumbre interna del sistema.
La izquierda que lucha por la paz es la real oposición al sistema. El compromiso de principio de la izquierda con la paz, es con el pueblo, con sus justos reclamos y reivindicaciones. Apoyamos los movimientos de protesta impulsados por sectores juveniles, la iniciativa de un gran paro cívico nacional con la debida preparación, proceso que exige una agenda común con encuentro de organizaciones, acciones de protesta, coordinación de sectores en conflicto, jornadas de movilización y todos los pasos de unidad de acción necesarios. Apoyamos las Cumbres Regionales por la Paz que están en desarrollo y que exigen el cumplimiento de lo acordado en el paro nacional de 2013. Respaldamos los esfuerzos de la USO para avanzar en las decisivas conclusiones de la Segunda asamblea nacional por la paz. Apoyamos los pasos hacia la coordinación de un pliego que recoja la inconformidad general con la política económica del régimen, defienda el derecho al salario digno, rechace las privatizaciones, acoja las movilizaciones regionales por el agua, contra la “locomotora” extractivista del saqueo transnacional, contra los despidos masivos, contra el papel de la fuerza pública como gendarme al servicio del gran capital y el modelo que descarga en el pueblo el peso de la crisis.
Está en cuestionamiento por la inconformidad laboral, cívica y popular el modelo económico, político y social que el gobierno pretende inamovible. Una Cumbre popular con apoyo en la movilización cívica de masas puede convertir el pliego en exigencia nacional.
La paz con justicia social es conquista posible. Se requiere acelerar la unidad y la convergencia de la izquierda al calor de la movilización. La política de Frente Amplio es un espacio de diálogo, de construcción de programa democrático, de unidad de acción en lo social y en lo político y en el horizonte de construir colectivamente y sin exclusiones un proyecto democrático de poder. Valoramos la presencia de todas las fuerzas que se han ido incorporando al Frente Amplio y la acción común con Constituyentes por la paz y Comunidades de Fé en la Veeduría Social. Tienen gran significado las aproximaciones unitarias con el Congreso de los Pueblos, Clamor por la Paz, Comosoc, Comosopol y su aporte a la movilización. Miramos con espíritu de apertura los eventos nacionales entre otros de Unión Patriótica, Marcha Patriótica, Conferencia ideológica del PDA. Nuestro próximo 22 Congreso hace parte de este momento creativo.
Un punto de unidad para desarrollar es el acuerdo para la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente. Está en la Agenda la propuesta de un Encuentro nacional e internacional de unidad por la paz el próximo abril.
La izquierda exige garantías para el despliegue organizado de la lucha popular. Reclamamos la libertad inmediata de los presos sociales, políticos e intelectuales David Rabelo, Huber Ballesteros, Miguel Ángel Beltrán, saludamos a todos/as los prisioneros/as de la rebeldía, pedimos la liberación de Simón Trinidad y su integración al proceso de paz.
El llamado PazColombia reafirma la sumisión del gobierno al enfoque anexionista y oportunista heredado del Plan Colombia, como un modelo neocolonial de privilegios al capital transnacional, a la instrumentación por la geopolítica yanqui y adhesión al Tratado Trans Pacífico TTP que violenta la soberanía y el proceso de integración latinoamericana. Hace parte de la ofensiva ideológica contrainsurgente, antichavista y anticomunista de la derecha contra la revolución bolivariana y otros gobiernos avanzados para intentar cooptar el descontento popular, asegurar el continuismo de la antidemocracia y la desigualdad. La solidaridad con Venezuela es una tarea crucial para la paz en Colombia que la izquierda debe comprender para actuar en consecuencia.
Camilo Torres enseñó con su ejemplo y su lucha el camino de la unidad. A cincuenta años de su muerte en combate resaltamos la pervivencia de ese mensaje que es patrimonio de todo el pueblo y llamamos a convertirlo desde ya en realidad tangible, lo cual constituiría el mejor homenaje a su sacrificio heroico .
PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO
Comité Central
Bogotá DC, febrero 7 de 2016