Un article de Miquel Àngel Soria
Un dia llunyà de 1979, un grup d’amics poetes es reunien a casa d’un d’ells a L’Havana per retre homenatge al seu mestre, César Vallejo, i deixar constància fotogràfica de l’esdeveniment. A la foto, d’esquerra a dreta, Guillermo Rodríguez Rivera, Luis Rogelio Nogueras, Víctor Casaus, Raúl Rivero, Antonio Conte i Silvio Rodríguez. El grup, juramentat, havien acordat que el primer que anés a visitar la tomba del poeta a París hi deixaria un homenatge de tots ells. Silvio, que va ser el primer, li va deixar aquesta nota:

“César: Como una vez nos prometimos hace años, aquí estamos todos ante ti en el primero que llega a tus restos”. I seguia el llistat dels sis noms i la signatura: Cubanos de la Revolución. París, 20 de marzo de 1979.

El que ens interessa en aquests moments, perquè el dia 17 de novembre faria els 70 anys, Luis Rogelio Nogueras, més conegut com Wichy o el Rojo o Wichy el Rojo, li havia dedicat aquest poema:

El entierro del poeta
A Víctor Casaus

Dijo de los enterradores cosas francamente impublicables.
Blasfemaba como un condenado
y a sus pies un par de águilas lloraban pensando en las derrotas.
En el entierro estaba Lautréamont,
yo lo vi desde mi puesto en la cola:
dejaba el sombrero al borde de la tumba
y cantaba algo triste y oscuro
(lloraba honradamente, ya lo creo, y los caballos devoraban higos
en silencio).
Hubo discursos,
sonrisitas de Rimbaud junto a la cruz,
paraguas abiertos a la lluvia como
a él le hubiera gustado.
Hubo más:
hubo viernes y
canciones funerarias,
palomas que volaban sin sentido, como niños,
versos oscuros,
la hermosa voz de Aragón
suicidios deportivos de Georgette y nunca más y hasta siempre.
A la hora más triste del asunto
no quería bajar porque decía que allí estaba oscuro.
Pero estaba muerto y hubo que bajarlo.
Los sombreros abandonaron las cabezas,
se alzaron copas, adioses, letreros de nunca te olvidamos.
(Un joven poeta a mi derecha le mesaba las rodillas a la muerte).
Lo bajaron.
Se aplaudió en forma delirante;
la gente corría como loca asumiendo lo grave del momento.
Lo bajaban.
Las mujeres lloraban en silencio
porque bajaban las águilas, los sueños, los países enteros a la tierra.
Se intentó una última sentencia:
Nerval se acercó con una tiza y escribió con letra temblorosa:
Su cadáver estaba lleno de mundo.
Desde el fondo, Vallejo sonreía sin descanso pensando en el futuro,
mientras una piedra inmensa le tapaba el corazón y los papeles.

I aquell dia tot va començar a ser més fosc, fins que un grup de joves cubans el van convidar a la seva tertúlia. Quina festassa! El pessimisme de la mort donava pas a l’alegria de la vida i la lluita per la utopia. Gramsci es feia més viu: “Cal observar que moltes vegades l’optimisme no és res més que una manera de defensar la peresa pròpia, l’irresponsabilitat, la voluntat de no fer res”.

No és gens difícil imaginar un Luis Rogelio Nogueras amb setanta anys. Segur que seguiria escrivint poemes i novel·les policíaques, investigant en la literatura o treballant al cinema. I les reunions amb els seus vells companys ─penso en Silvio, Víctor, Guillermo─ seguirien, aprofitant els escassos moments de coincidència que els hi permetessin les seves feines, entre els riures constants que el seu sentit de l’humor els hi provocaria.

De
Sir Percival estaba leyendo una novela de amor
cuando lo apuñalaron con un kris malayo emponzoñado con curare.
Sentado en su biblioteca, fumando en pipa,
leyendo una novela de amor, lo apuñalaron.
Si en lugar de novelas de amor, Sir Percival Hamilton
hubiese consumido su ocio en obras policiales,
probablemente estaría vivo
porque jamás le habría dado la espalda, de noche, en su biblioteca,
al fiel mayordomo James.
[...]

La seva mort prematura, als 41 anys, va tallar el que hagués estat la continuació del que va dir José Saramago després de llegir la seva obra,: “Luis R. Nogueras es un poeta admirable”.
Que a nosaltres no ens falli la memòria:

PÉRDIDA DEL POEMA DE AMOR LLAMADO “NIEBLA”
Para Luis Marré

Ayer he escrito un poema magnífico
lástima
lo he perdido no sé dónde
ahora no puedo recordarlo
pero era estupendo
decía más o menos
que estaba enamorado
claro lo decía de otra forma
ya les digo era excelente
pero ella amaba a otro
y entonces venía una parte
realmente bella donde hablaba de
los árboles el viento y luego
más adelante explicaba algo acerca de la muerte
naturalmente no decía muerte decía
oscura garra o algo así
y luego venían unos versos extraordinarios
y hacia el final
contaba cómo me había ido caminando
por una calle desierta
convencido de que la vida comienza de nuevo
en cualquier esquina
por supuesto no decía esa cursilería
era bueno el poema
lástima de pérdida
lástima de memoria


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